Seguidores

sábado, 20 de enero de 2018

De aliños lingüísticos

He comido un “sin embargo” con sabor a “y”, y no me ha sabido mal. No quiero exagerar, yo soy más dada a los “pero” porque los acepta mejor el paladar a cualquier hora del día.  A nadie le disgusta un “pero”. Todos esperamos que, detrás del “pero”, llegue un plato sabroso o picante. Lo que te comes antes del “pero” es el entremés, un suave entrante para dar paso al plato principal.
Sin embargo, nunca creí que el “y” por sí sólo tuviera un buen sabor. Lo he comido siempre en mezclas y adiciones que ocultan su gusto propio. Me sorprendí favorablemente al degustar el “y”, cocinado con el “sin embargo”. Y me dije que, en la cocina como en la gramática, todas las combinaciones son posibles.

He decidido anotar en mi agenda culinaria un nuevo capítulo, “De aliños lingüísticos”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Caprichos alimentarios

Desde pequeña he padecido intolerancia a determinados alimentos; las pruebas médicas detectaron la mayoría. Costó trabajo, sin embargo, av...