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viernes, 29 de diciembre de 2017

La respuesta

Desde que entró en la eternidad, Pilatos está perplejo. Castigado a lavarse una y otra vez las manos, lo ignora todo sobre su condena. Desconoce quién le condenó, aunque sabe que su culpa se relaciona con el juicio a un judío, a quien mandó crucificar. Algunos pormenores de ese juicio se desvanecieron. Sabe que ese día vestía una toga blanca, franjeada de violeta, sabe que llovía, sabe que dejó escapar la respuesta a una pregunta, que nadie luego le ha podido contestar. Y eso es lo único que hoy le inquieta.
 En esta eternidad fuera del tiempo, a Pilatos le gustaría regresar a ese extraño día y escuchar de boca del Nazareno la respuesta a la pregunta qué es la verdad. 


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