Seguidores

martes, 5 de diciembre de 2017

Unos guantes

No creí que estuviera frente a una demente. Venía sola.  De mediana edad, con ciertos detalles de elegancia en su ropa y unos guantes que armonizaban con el conjunto.
Al sentarse amagó con quitárselos, pero desistió enseguida.
-¿Cree usted, doctor, que somos dueños de nuestras decisiones?- me espetó.
La invité con la mirada a que ampliara la información.
-Hace un momento he querido quitarme estos guantes sin conseguirlo. Por ellos estoy en su consulta.
-¿Le ocurre lo mismo con otras prendas, con algún objeto…?
-Sólo con estos guantes. Hoy son de hilo flexible, otros días parecen de lana o encaje. Siempre se adhieren a las manos o presionan mis dedos como garfios. Cuando intento deshacerme de ellos, una palabra inoportuna, una visita inesperada, un frío glaciar me lo impide. Necesito ayuda, doctor.
La vi tan angustiada que le cogí las manos y tiré suavemente de cada uno de los guantes. Cedieron sin ofrecer resistencia. Aliviada, la mujer se retiró a los lavabos.
Cogí los guantes con curiosidad médica. ¿De algodón, hilo o rayón? No soy experto en texturas. Es verdad que parecían flexibles. Por alguna razón que desconozco enfundé mis manos.
-Querido colega, ahora soy yo quien necesita ayuda, no puedo quitarme estos malditos guantes. ¿Crees que somos dueños de nuestras decisiones?


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Caprichos alimentarios

Desde pequeña he padecido intolerancia a determinados alimentos; las pruebas médicas detectaron la mayoría. Costó trabajo, sin embargo, av...